Composición:
Conglomerante de características optimizadas obtenido por distintas cocciones, mezcla regulada y molienda conjunta a partir del yeso crudo natural purificado (sulfato de calcio bihidratado).
Superficies de Aplicación:
Paredes de ladrillo hueco: engrosado + enlucido.
Paredes revocadas: enlucido.
Cielorrasos y paramentos de hormigón: enlucido.
Cielorrasos armados y cajas de cortinas: engrosado + enlucido.
Preparación de la Superficie:
El sustrato debe estar perfectamente limpio, libre de polvillo, grasas, verdín, etc.
Recomendaciones:
Respetar la relación yeso:agua recomendada.
El agua debe ser limpia, como así también el recipiente donde se efectúe el empaste.
Sugerencias:
Limpiar las herramientas de trabajo luego de utilizarlas.
Presentación:
Bolsas de rafia de polipropileno de 30 y 40 kg.
Conservación:
En envase original, perfectamente cerrado, en lugar seco, fresco y no expuesto al sol.
Si el material presenta alguna anomalía, consultar antes de su utilización al Departamento de Asistencia Técnica.
Rendimiento:
– Paredes de ladrillo hueco: 6 a 8 kg./m2 (engrosado + enlucido).
– Paredes revocadas: 3 a 4 kg./m2 (enlucido).
– Cielorrasos y paramentos de hormigón: 3 a 5 kg./m2 (enlucido).
– Cielorrasos armados y cajas de cortinas: 12 a 14 kg./m2 (engrosado + enlucido).
Modo de Uso:
– La relación en peso yeso:agua a utilizar deberá elegirse, según el tipo de trabajo a efectuar, entre los extremos (aprox.) de 1:0,9 el más rápido en fraguar y resistente, hasta 1:1,10 la relación más pobre en yeso razonable de utilizar.
Por ejemplo: para una bolsa de YESO TUYANGO® de 40 kg. utilizar una cantidad de agua comprendida entre 36 y 44 litros.
Utilizando 36 litros de agua se logrará un material de más rápido fragüe y mayor resistencia que uno empastado con 44 litros de agua.
– Efectuar el empaste espolvoreando el yeso sobre el agua y no a la inversa, y luego de 15 a 30 segundos de completada la operación, comenzar a efectuar el batido de la mezcla.
– Una vez que el material empastado endureció, no debe utilizarse: no agregarle agua para “revivirlo” ya que esto provoca que una vez colocado y seco, el yeso resulte sin dureza.
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